Historia de una prohibición

Eran,como si dijéramos
el orden establecido.

En el parlamento de ottawa
se ha prohibido su uso a los enciclopedistas noruegos
además de otras medidas disciplinarias
tomadas contra ellos

en todo el país se habla de otra cosa tanta obcecación por los números ha dado como resultado
la omisión ciertas palabras en el nuevo diccionario

ahora los canadienses no saben cómo llamar
al vertebrado acuático de respiración branquial
generalmente con extremidades en forma de aleta
aptas para la locomoción y la sustentación dentro del agua
ni tampoco a la estación del año
que astronómicamente comienza
en el solsticio del mismo nombre
y termina en el equinoccio de primavera

la versión oficial frivoliza
valga la comedia
con risas de referencia
para legitimar la imprudencia
de desarmar a la intelectualidad

otras voces previenen de las nefastas consecuencias
que puede acarrear este hecho

a la cabeza del disparate
se sitúa el presidente de la cámara
cuyo sarcasmo
provoca la prolongación del juguete cómico
hasta la carcajada

pero ésta le duró bien poco hasta que el presidente
disolvió el parlamento por falta de léxico parlamentario
convocó nuevas elecciones
y creó un gabinete de afectos transitorios



en el interregno los ciudadanos hacen acopio de definiciones
y adoptan normas mnemotécnicas
para saber cómo se llaman sus objetos cotidianos

los responsables tras haber cesado de sus cargos
ocupan grandes extensiones urbanas
para practicar el quietismo
circunscribiendo sus gestos al diámetro de las
piezas de oro plata cobre u otro metal
regularmente en figura de disco
y acuñada con el busto del soberano
o el sello del gobierno que tiene la prerrogativa de fabricarla
y que
bien por su valor efectivo
o bien el que se le atribuye
sirve de medida común para el precio de las cosas
que les echa el público.