Vengo de una pared que expulsa a las sombras que se aproximan incapaces de acabar desde abajo con su presencia pero de arrogarse a media altura la existencia fragmentada en dedos basados en el contacto deficiencias de la piel presente que segrega regresos como necrológicas silencios ilícitos de la materia. Un caso de realidad en expansión medida en ojos que expían abiertos el reverso prescindiendo de la ternura que avala lo insignificante y los inhibidores del miedo.