Por fin se conocen algunos datos sobre Él,
pero nada se sabe de Sus recursos.
Ningún detalle de Su minuciosidad.
Ninguna pista sobre sus móviles. Sólo se conoce
la línea que Lo envilece. Se abre paso
a tiros con la belleza,
y resulta descabellado pensar
en un repliegue de fuerzas
por Su parte,
ahora que amaga
con largos periodos de tristeza.

Su presencia frontal prevalece sobre la duda.
Su tacto no antecede a ningún formalismo
rara vez, sustracción deshonesta
de la célebre suma,

antecede al principal eslabón de la vida cotidiana.

Al final
no restaura soledades consensuadas
ni virginidades.

¿Quién matiza este diagrama de gestos inherentes al cinismo?;
pequeños ojos instruidos para la amenaza
sabedores de Su mala literatura
en esta orilla de Europa.