Sunday, September 10, 2006
Comedia oriental
Un hindú muestra su gracioso espectáculo
ante un nutrido público infantil
comido por la disentería y la hambruna y las miserias
un tití vestido de cowboy fuma
y en bicicleta atado por una cuerda
gira alrededor de su mentor que le azota
los niños gritan a favor del monito
que agradece los ánimos
y pasa el sombrero
el espectáculo
aunque es divertido
adolece de planteamiento nudo y desenlace
además de otras cualidades que
a nuestro parecer
debe tener un espectáculo por modesto que sea
el protagonista carece de profundidad psicológica
y la historia
lejos de embarcar al espectador en un viaje
al lejano oeste americano
lo condena a permanecer en la India
viendo cómo un mono ridículo caza búfalos desde una bicicleta
pero a los niños estas gilipolleces les hace gracia
el autor puede estar orgulloso
de haber creado un personaje tan disparatado
que con un poquito de todo
a lo largo de nada
mantiene al espectador sitiado por las carcajadas
pero el precio que han pagado
por esas risas inconscientes
es infinitamente superior
al que han pagado por sus asientos en el suelo
no saben de qué se han reído y mucho menos por qué
si no están vacíos los silencios ¿lo están las risas?
la respuesta va implícita en la pregunta
si ellos creen que son artistas
comiencen a creerse que son público
un foro más consecuente no permitiría excesos
el autor ha querido mostrar la obscenidad del melodrama
y hemos descubierto la sandez de la violencia física
el espectáculo hubiera tomado otro cariz
si a alguien se le hubiera ocurrido
la idea de vestir al tití de tití
y enfrentarlo a otro tití
y que hablaran de sus cosas
eso si que tendría gracia
corrigiéndose mutuamente prodigándose en besos y abrazos
proliferando acaparando molestando robando urdiendo
hablando sin escucharse
(tal es su desprecio)
y mal del otro
hasta conseguir aniquilar al contrario
por medio del diálogo y la comunicación
esta sutileza hubiese sido una perfecta solución
para decir lo mismo pero sin violencia
y el resultado sin duda más gracioso
por el hecho de ver a dos monitos hablando
pero el arte no es inocente
lástima que no se le haya ocurrido esto al autor
porque él tiene toda la culpa
de que yo esté viendo entre estas líneas
a un niño lloroso con un adoquín en la mano
durante una manifestación antiamericana
en la ciudad de pesawar
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